Educación no Formal
- Freddy Gómez
- 10 ago 2016
- 4 Min. de lectura

Nuestro recién estrenado siglo XXI será con toda seguridad el contexto histórico de la llamada «sociedad del conocimiento». En este nuevo panorama, la educación será pieza clave y un elemento principal en el desarrollo de las sociedades, lo que supone desde este momento un gran desafío que exige cambios radicales más allá de los sistemas educativos formales.
Nos hallamos en una sociedad expuesta a incesantes cambios en todos los aspectos, el mercado de trabajo exige actualmente un reciclaje profesional continuo, los medios de comunicación de masas acaparan la mayor parte de un tiempo libre y de ocio que aumenta con la disminución de las jornadas de trabajo, el aumento de la esperanza de vida y el retraso en la incorporación al mercado de trabajo. El concepto de tiempo libre pasa a ser considerado una buena oportunidad para elaborar planes de intervención educativa al margen de la educación reglada y no sólo como un tiempo pasivo, de consumo o distracción. Las claves de la cultura (saberes, aptitudes, sentimientos) no sólo se aprenden en la escuela, sino también en espacios, procesos, instituciones y en las relaciones personales, recibiendo mensajes y propuestas, elaborando códigos e interpretando normas sociales.
El proceso educativo se ha catalogado en el lenguaje educativo a partir de tres conceptos: la educación formal, la no formal y la informal, que juntas forman un cuerpo taxonómico sobre el fenómeno educativo. El objetivo de esta división en modalidades tiene un carácter esclarecedor de los procesos educativos, más que normativo (Trilla, 1997, a).

La educación no formal y la formal son diferentes de la informal, no por la “intencionalidad”, sino porque presentan la característica de ser procesos educativos organizados, coordinados y sistematizados, aspecto que no acontece en el caso de la modalidad informal.
El término “Educación No Formal” tiene sus orígenes en la: “Conferencia Internacional Sobre la Crisis Mundial de la Educación”, celebrada en Williamsburg, Virginia (USA) en 1967. Coombs expone que la educación formal es incapaz de abarcar, cualitativa y cuantitativamente, las necesidades de formación de las sociedades y que la educación no formal debería formar parte importante del esfuerzo total de la enseñanza de cualquier país. La educación no formal como potencial del desarrollo marca las diferencias entre países industrializados y no industrializados. Gran parte de la confusión en el uso de las modalidades se debe a que dichos conceptos vienen unidos a este tipo de discurso en un marco de atención a la pobreza en los países de América Latina y fundamentalmente destinada a adultos de áreas rurales y zonas marginales (Coombs, 1972, Philip H. Coombsy Manzoor Ahmend, 1975.J. La Belle, 1980).

La educación no formal (ENF), termina definiéndose como “toda actividad organizada y duradera que no se sitúa exactamente en el marco de los sistemas educativos formales integrados por las escuelas primarias, los centros de enseñanza secundaria, las universidades y otras instituciones educativas formalmente establecidas”, desempeña un papel cada vez más importante en el camino de lograr las metas de la Educación para Todos (EPT) y los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM).
La ENF puede responder a las diferentes necesidades de aprendizaje de los niños en edad preescolar, de los niños y niñas sin escolarizar, de los jóvenes de ambos sexos y de los hombres y mujeres adultos, en el contexto de sociedades en continua evolución. Brindando la oportunidad de estudiar fenómenos sociales como: la diversificación de las necesidades individuales de aprendizaje en sociedades que evolucionan rápidamente, los problemas persistentes del analfabetismo y la no escolarización de muchos niños, los límites inherentes a los sistemas educativos formales en lo que respecta a la forma de impartir enseñanza y, por último, la utilización cada vez más intensiva de las tecnologías de la información y la comunicación.
La ENF puede revestir formas muy diversas: estructuras de atención y educación de la primera infancia; centros comunitarios de aprendizaje para los habitantes de las zonas rurales y urbanas; cursos de alfabetización para adultos; formación técnica y profesional en los lugares de trabajo; enseñanza a distancia para los habitantes de comarcas apartadas; cursos de educación para la salud; instrucción cívica; y formación permanente para los jóvenes y adultos de los países en desarrollo o desarrollados. Los modos y ámbitos de prestación de los servicios de educación no formal son muy diversos, aunque tienen varios denominadores comunes –el “enfoque basado en las necesidades”, la “pertinencia con respecto al contexto” y la “flexibilidad en materia de contenidos, horarios y lugares de enseñanza”– que los distinguen claramente de los que constituyen la regla en los sistemas educativos formales. La ENF puede reforzar el nexo entre la EPT y los ODM, centrándose primordialmente en la mejora de las condiciones de vida de las personas, y las intervenciones en pro de la educación y el desarrollo serán más integradas y tendrán más pertinencia si el aprendizaje se vincula más estrechamente con la autonomía de las personas y el desarrollo de las comunidades.

De acuerdo con Ander-Egg Ezequiel la preocupación y la práctica de la educación de adultos nace en forma paralela con el proceso de industrialización y el desarrollo de las ideas democráticas a mediados del siglo XIX. Es precisamente en este momento histórico que podemos situar los comienzos de la educación no formal casi exclusivamente contemplando la alfabetización de adultos con el objetivo de brindar las herramientas elementales de la lectura y escritura y algunas nociones de cálculo a las personas mayores de 16 años para que puedan participar del proceso de industrialización y democratización que comenzaban a visualizarse. De esta manera, la educación de adultos ha recibido un tratamiento a nivel internacional en estrecha relación con los procesos políticos, sociales y económicos que se han ido desarrollando durante el siglo XX.
Es necesario que reflexionemos sobre la atención que se presta desde las asociaciones a los intereses latentes de los jóvenes, sobre la necesidad de no discriminar entre sus necesidades y sus demandas, sobre los usos del impacto educativo pretendido, sobre la inadecuación de la realidad a la misión y sobre la formación de los formadores. Es necesario un proyecto de intervención sistematizado y una adecuación entre la estructura de la organización y su misión. Las organizaciones juveniles necesitan enfrentarse a una reconceptualización de su acción, de su propio proyecto educativo, de la conformación de las propias asociaciones y sobre todo, de su relación con la población diana.
Redacción Por:
Freddy Gómez
Vice-presidente
Rotaract Torbes
Fuentes:
- Consejo de la Juventud España: http://www.cje.org/gl/en-que-trabajamos/educacion-no-formal/como-esta-el-tema/como-esta-el-tema-sobre-educacion-no-formal/.
- European Youth Forum: http://www.youthforum.org/quality-assurance-of-non-formal-education/.
- Blog de Educación No Formal: http://educacionnoformal.scoom.com/.
- UNESCO Oficina de información pública: http://www.unesco.org/bpi/pdf/memobpi55_NFE_es.pdf
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